El teléfono de algunos intermediarios inmobiliarios suena en estos días tan adversos con una petición: poner kilómetros de por medio para ganar metros cuadrados y calidad de vida. La idea de un confinamiento intermitente y, sobre todo, la implantación del teletrabajo en España que, en muchas empresas ha llegado para quedarse, han dado un empujón a la deslocalización residencial. Los urbanitas a la fuerza se rebelan. La crisis del coronavirus ha sido el último empujón que necesitaban estos propietarios para pensar en abandonar su piso en la gran ciudad y mudarse a un municipio más pequeño, o incluso a un pueblo, donde poder adquirir una vivienda mejor.
Fragmento tomado de Portada de EL PAÍS / Mayo 05.2020
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